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El nombre (o apelativo) "cristiano evangélico" designa a los nacidos de nuevo, es decir nacidos del Espíritu de Dios según Romanos 5:5 y 8:9.

 

Con la ayuda del Espíritu Santo, creen, proclaman y practican el evangelio (las buenas nuevas de salvación en Jesucristo) tal como se presenta y define en la Biblia.

 

El término "apostasía" significa dejar el camino en el que uno estaba comprometido, para nunca volver a él.

 

Pero, ¿es posible que nuestras comunidades espirituales, fundadas en la enseñanza de la Biblia, puedan alejarse del Evangelio hasta el punto de descuidarlo, redefinirlo, olvidarlo y finalmente rechazarlo?

 

No solo esto es posible, sino que esta tragedia ha ocurrido muchas veces en la historia de la Iglesia. La segunda epístola a Timoteo, así como la segunda epístola de Pedro y la de Judas hablan de ello clara y detalladamente.

 

El movimiento denominado neoevangélico nació a mediados del siglo XX con el objetivo de rejuvenecer la imagen del cristianismo para hacer el Evangelio creíble y atractivo para los no creyentes. ¡Ninguno de los adherentes a este enfoque pretendía diluir o abandonar el mensaje bíblico! Sin embargo, el espíritu de acomodación al mundo los llevó mucho más lejos de lo que podían imaginar...

 

Es hasta el punto de que, en la actualidad, asistimos a un rápido deslizamiento hacia una reformulación del Evangelio y de la identidad del cristiano que ya no se asemeja al mensaje del Señor y de los apóstoles. El libro y el folleto trazan la historia del movimiento neo-evangélico en los Estados Unidos, el Reino Unido y el continente europeo. Revelan su rostro y su dirección actual. A través de estos documentos, proponemos un retorno intransigente a "la fe que fue transmitida a los santos una vez por todas". (Judas 3)

 

Nada puede reemplazar la obediencia a Cristo.

 

Escuchemos el consejo del Señor:"Si sabes estas cosas, eres feliz mientras las practiques.»(Juan 3:17)